Es difícil hoy en día pensar en cambiar de trabajo, mucho más con la situación en la que estamos viviendo.
Generemos una reflexión en torno a no conformarse; la felicidad hoy en día vale más que el dinero, pero es entendible que las personas pongan en una balanza esto y dejen a un lado su felicidad.
Lo considerable es ponerlo en un punto medio, estar en un trabajo que te sustente económicamente pero que te haga feliz, que lo disfrutes, que te llene, y que sea más ligero el pasar tanto tiempo de tu día dedicado a eso.
Para encontrar aquello que te apasiona, primeramente debes encontrar tus fortalezas, pregúntate:
-¿Quién soy?
-¿A dónde quiero llegar?
-¿Qué metas quiero lograr en la vida?
-¿Qué me hace feliz?
-¿Para qué soy bueno?
-¿Cuáles son mis valores?
El encontrar tu identidad por medio de tus fortalezas te ayudará a conocer tu pasión laboral, llevándote a tomar la decisión de quedarte o buscar un nuevo trabajo.
Si te encuentras en un momento de la vida en el que se te presenta la oportunidad de elegir estar en otro trabajo, en donde consideres puedas sentirte más pleno, realizado y feliz, es sano el comunicar a tu empresa o a tu jefe acerca de la inquietud, o incluso de alguna posible oferta por parte de la otra organización. De esta manera, cuando consigas el empleo no tendrás una emoción de culpabilidad por abandonarles y por lo que te ha brindado la organización de manera positiva.
Siempre conserva tu optimismo, felicidad y pasión. Estos elementos nadie te los puede quitar, y de ti depende el dar el paso a la oportunidad de abrirte a nuevos y mejores caminos en tu vida que te lleven a la meta última, que es tu “felicidad”.